Un grupo de 25 mujeres de la ciudad recibe, desde el primer martes de diciembre, clases de defensa personal. Es un curso que organiza la Concejalía de Igualdad por tercer año consecutivo y que se imparte en el Gimnasio Losán.

"Les enseñamos cómo compensar la falta de fuerza física para reducir a un agresor", resume el monitor del curso y director del gimnasio, Manuel Mendo. Como beneficio adicional, "ellas se sienten más seguras", afirma Mendo, quien considera que "habría muchas más mujeres intresadas en tomar las clases, pero nos limita el espacio del que disponemos", añade.

De esta manera, en las cuatro clases, de hora y media cada una y que se hacen durante las mañanas de los martes, se enseñan "los puntos débiles del cuerpo, alguna llave y a librarse de agarres", enumera el director del Losán.

La última de las clases que ha tenido lugar, el martes de esta semana, comenzó con un repaso a lo que Manuel Mendo les enseñó en la primera sesión, que se centró en los puntos débiles del tren superior. Las participantes, repartidas en parejas, fueron marcando dichos puntos, desde la palma de la mano hasta el pecho, mientras Mendo les recordaba "practicar con ambas manos" y que "si marcáis bien un punto débil, debe doler". Todo antes de pasar a zafarse de agarres y a descubrir los lugares de la parte inferior del cuerpo en los que una ligera presión, bien aplicada, es muy efectiva para neutralizar a un atacante.

Una de las mujeres inscritas, Leticia, asegura que pasó el tiempo entre una clase y otra "practicando en casa". Quizá impelida por una "experiencia desagradable" que sufrió, confirma que está logrando aumentar su seguridad, y declara que buscará "cómo continuar este aprendizaje", una vez haya finalizado el curso del ayuntamiento.

Otra de las mujeres que están recibiendo el curso, Isabel, confiesa que "alguna vez he usado el truco de fingir, de noche, que voy hablando por teléfono" y, aunque "no es que a partir de ahora vaya a ir buscando el peligro, porque lo primero es la prevención, sí que es esencial saber huir". Isabel afirma estar "muy contenta" por lo que está aprendiendo y que le gustaría "transmitir a las amigas, si se da la ocasión". Ella se plantea como sus objetivos "mantener la motivación, aprender y no permitir que se me olvide".