El personal tomó ya las calles, las charangas cobraron protagonismo y la plaza, San Esteban y las calles de los vinos y Vidrieras revivieron ayer la imagen por antonomasia de las ferias placentinas con el sol, el calor y las moscas de junio. Miralvalle pisa fuerte y más este año con la Eurocopa, que la anunciada pantalla gigante en el ferial se ha quedado en una tele en el pabellón, y las cañas se alargaron hasta después del partido de la selección.

Por fin sonaron el paquito chocolatero y el repertorio más clásico de la feria, que los feriantes quieren más charanga que bafles ensordecedores como en las casetas claman por más ventilación y menos sauna. Que corra el aire mientras el acondicionado de los constructores es refugio obligado en las casetas donde lo que más se vive es el sábado noche.

Si no, un alto casetero para empaparse, y no de sudor, en las cataratas de agua que han causado furor este año en un ferial donde, por momentos, se desprende un hedor de alcantarilla y basura sin recoger o a buen seguro abandonada en la calle cuando no toca, que hay quien cree que el servicio de recogida es omnipresente.

Y como metidos en faena los cuerpos aguantan, hoy vuelta a empezar aunque los más jóvenes sigan empeñados en el botellón . Seria amenaza al relevo generacional. Los taurinos, sin embargo, no fallan y hoy tocan toros de Diego Puerta y Hermanos Puerta para Manuel Díaz El Cordobés, José Pacheco El Califa y Juan Diego.