Desde Ciudad Jardín hasta Miralvalle o Rosal de Ayala, pasando por Gabriel y Galán yla colonia de Guadalupe. Las asociaciones vecinales de una punta a otra de la ciudad se quejan de los ruidos que producen las motos con los tubos de escape trucados y han pedido públicamente al ayuntamiento que la policía realice controles para atajarlos ahora que cuenta con sonómetro para medir el nivel de ruidos.

Las molestias que ocasionan estas motos no son una novedad, pero dado que en verano se multiplican debido a que hay que dormir con las ventanas abiertas, las quejas han vuelto.

De hecho, los vecinos ya se lo han transmitido al concejal de Interior, Francisco Martín, en la última reunión que tuvieron sobre los ruidos y, según el presidente vecinal de Miralvalle, Agustín Benavente y el portavoz de la federación de vecinos, Félix García Martín, el edil se comprometió a iniciar los controles.

Pero dado que la reunión fue hace diez días y aún no se han llevado a cabo, los vecinos insisten: "Tenemos que descansar por las noches y el ruido que hacen es insoportable", avisa Benavente. García Martín subraya además que, dado que estas motos tienen los escapes trucados "estamos hablando de una ilegalidad y no debería consentirse".

Mientras tanto, las motos se pasean por toda la ciudad. "Es de escándalo. Ahora que salimos a la puerta al fresco lo vemos más. Lo lógico es que si tienen un aparato para controlarlo, lo utilicen", se quejaba ayer Agapito Díaz, del Rosal de Ayala.

"Aquí es habitual porque tenemos muchos espacios libres, pero además van por dirección prohibida o dos motos juntas", explicaba a su vez Juan Francisco Benito, de Ciudad Jardín.

El mismo problema tienen en Virgen de Guadalupe, donde su presidente, Emilio Montes, ha llamado a la policía en más de una ocasion para quejarse, mientras Pilar Iglesias, de Gabriel y Galán, se queja de que "las motos van avenida arriba y abajo, se meten por los parques y es imposible dormir".

Por eso, todos urgen los controles, reclamación que también ha hecho el PP porque "esto es una lacra que no termina de solucionar el ayuntamiento, ya que tienen sonómetro, tienen que ponerle coto", advirtió su portavoz, Miguel Cantero.