La universidad popular Fray Alonso Fernández se ha hecho tan popular en sus cinco años de vida que no debe haber ni un alma en Plasencia que no haya oído hablar de ella ni de lo mucho que hay que madrugar para reservar una plaza. Baste decir que los primeros 1.067 alumnos del primer curso se han multiplicado hasta los casi 7.000 del que acaba de terminar tras nada más y nada menos que 300 cursos.

Fríos números aparte, ha demostrado ser más que popular porque ha calado entre los placentinos hasta el punto de que ha sido el germen de numerosas asociaciones. Desde la de tamborileros a la de jóvenes escritores o los amigos de la capa además de que ha sabido contribuir a mantener vivas tradiciones como la del tamboril o la confección de trajes regionales sin desatender las nuevas tecnologías. Uno de sus secretos, sus más que generosos profesores.

Pero si su creación fue ya de por sí una revolución, porque ofertó numerosos cursos de lo más entretenido, su giro a cursos de formación e inserción profesional no lo ha sido menos así como actividades tan sorprendentes como los viernes culturales, el primer certamen de cortos o el rally fotográfico sin olvidarse del curso de memoria histórica local que ha llegado a su tercera edición. Así ha pasado, sin aparcarlos, de cursos tan demandados como bricolaje o control antiestrés a los homologados de cocina o guías de turismo.

El campamento urbano de verano, con hasta 192 niños habiendo empezado con 40, es ya otro referente. En definitiva como para no estar satisfechos. "Su calidad humana y docente hace que el grado de educación y el nivel de satisfacción de los usuarios sea cada vez más elevado" afirmó la concejala delegada, Concha Marcos, ayer al hacer balance. Como para negar al gerente, Julio Pérez, su petición de creación de un consorcio.