"Es que tengo que seguir con mi campaña contra las avispas porque el ayuntamiento todavía no me ha hecho ni caso". Lo dice Ramón Sáez Regalado, un vecino que lleva al menos tres años con su particular cruzada contra las bandas reductoras, rebautizadas como avispas. Hasta dos reclamaciones ha puesto al ayuntamiento para que asuma sendas facturas por la reparación de los amortiguadores mientras ya ha perdido la cuenta de cuántos escritos ha remitido a la Concejalía de Tráfico para quejarse por las bandas y ahora recuerda que el ayuntamiento tiene una norma que cumplir.