Los vecinos de la colonia de Guadalupe ya no aguantan más los pestilentes olores que desprende el arroyo Pardalillas (situado junto a la rotonda de las cigüeñas) debido a los vertidos que acumula de algunas empresas del polígono. Por eso, la asociación vecinal ha urgido al ayuntamiento a poner en marcha la obra que ha anunciado para encauzar el arroyo y mejorar la red de saneamiento.

Pero el concejal delegado, Blas Raimundo, pidió ayer paciencia a los vecinos porque ya se han iniciado los trámites para acabar con este problema, aunque dijo que hay que esperar a que concluyan y, según fuentes municipales, podrían alargarse dos meses, con lo que la obra no podría comenzar hasta finales de agosto o primeros de septiembre.

Demasiado tiempo para unos vecinos que, como se quejaba ayer su presidente, Emilio Montes, califican de "insoportables" los olores del arroyo y más aún cuando llega el calor, como han podido comprobar estos días. "Con el calor hay que dejar las ventanas abiertas para dormir, pero no se puede aguantar del olor que viene", insistía.

Por eso, los afectados temen los meses de julio y agosto mientras Montes advierte de que "con todo lo que vierten las empresas, el agua del arroyo tiene ya color chocolate y llevamos quejándonos mucho tiempo".

Casi cuatro años va a hacer que entró en la directiva y ya avisaron del problema, por eso, a los vecinos se les acaba la paciencia y solicitan al ayuntamiento "que inste a las empresas a dejar de verter o las sancionen".

Pero el concejal insistió ayer en que habrá que esperar a los plazos administrativos para iniciar la obra que llevará bajo tierra los vertidos y, sobre estos, replicó que "quien debe sancionar es la confederación del Tajo". Hoy mismo acudirá a su sede central para pedir permiso para actuar en el arroyo, mientras recuerda que el ayuntamiento se gastará casi 120.000 euros en reconducir las aguas con un colector que para los vecinos debería ser más largo de lo previsto para recoger todos los vertidos.