Al consumidor honrado la bombona le sale a 12,95 euros, pero en el mercado ilegal se están pagando a seis, siendo San Lázaro y Gabriel y Galán los focos de venta. La distribuidora no tiene dudas y la investigación policial parece confirmarlo. Se cree que la facilidad para entrar en el almacén abrió un filón a los ladrones, viejos conocidos de la policía y drogadictos, que al principio daban el cambiazo de bombona por papelina para acabar convirtiéndose en todo un mercado negro a costa de cuantiosas pérdidas para la empresa concesionaria.