Carmonita, un pueblo de 600 habitantes situado en el límite de la provincia con Cáceres, se volcó ayer con la representación de una boda tradicional extremeña, celebrada en la plaza de España.

La directora del colegio Nuestra Señora, Inmaculada Muriel, explicó que la idea surgió para celebrar el Día del Centro, "y nos ha costado mucho trabajo, pero se ha implicado tanto el pueblo que era imposible dar marcha atrás. Nos han desbordado", dijo.

Así, en la boda participaron los 53 alumnos del colegio, pero también los seis profesores fijos y los tres itinerantes, exalumnos, padres y madres de alumnos y los vecinos.

´Los actores´

Los protagonistas de la boda fueron los alumnos de sexto Tamara Valle y José Antonio Corchero, ambos de 12 años, sobre los que giraron los bailes y la música de la ceremonia.

De nada faltó en la boda. Los niños hicieron de amigos de los novios. Los padres de padrinos. El pueblo, de invitado.

Los más viejos del lugar contemplaron de nuevo la ronda de la anteboda, en la que los amigos van a casa del novio a pedir permiso para rondar a la novia, a la que agasajan con piropos, consejos y bailes. Luego vino la alborada, en la que las amigas de la novia van a despertarla y le ayudan a vestirse. El desfile hasta la iglesia, la ronda de la boda, en la que los novios entran por un lateral y salen por la puerta principal. Y, finalmente, el baile en un descampado cercano. Los invitados son agasajados con dulces, frutas, bebidas... y, entre baile y baile, la daga, una ayudita de los amigos para el nuevo matrimonio. Cuando la luna aparece, se les deja tranquilo, con alguna botella de licor, para pasar su primera noche.