Desde que en 2006 Alburquerque se hermanase con la Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Colombia), la localidad extremeña ha servido de altavoz de los desmanes que se producen en esa zona, donde frecuentemente se violan los acuerdos de paz firmados para terminar con 50 años de violencia a cargo de fuerzas paramilitares, la guerrilla y efectivos gubernamentales.

Aprovechando la presencia en Extremadura de ponentes del Foro Internacional por la Paz en Colombia, financiado por la Aexcid, y celebrado en Mérida, la casa de la cultura Luis Landero acogió un encuentro de hermanamiento con la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Numerosos vecinos asistieron a las intervenciones de José Roviro, del consejo de la comunidad; Silvia Arjona, de las Brigadas Internacionales de Paz; y Ángel Vadillo, alcalde de Alburquerque.

Durante la jornada se explicaron las amenazas que padecen los campesinos, una realidad que los habitantes de estas zonas rurales sufren con la constante violencia y control de grupos paramilitares. «En los últimos años hemos sufrido más de 300 muertes y más de 2.500 violaciones de los derechos humanos. Estos grupos entraron en la región hace décadas y someten a todo el mundo a trabajar en el cultivo de coca y ganadería extensiva, mientras que el Estado no cumple su objetivo acordado para desmantelar el paramilitarismo, dijo Roviro.