Allegados y amigos de la joven L. R. N., de 23 años, que falleció el pasado lunes junto con un amigo de 24, de nacionalidad rumana, por intoxicación de gases emitidos por un calentador en un chalet próximo a la carretera N-432, acompañaron ayer a los familiares de la chica en el tanatorio de Zafra para darle el último adiós antes de proceder a su incineración, como explicaron a este diario los alcaldes de Zafra, José Carlos Contreras, y el de Puebla de Sancho Pérez, José Agustín Reja.

«Yo no asistí en calidad de alcalde, lo hice como amigo del padre, que es miembro de la corporación de Puebla, y de la familia», afirmó Reja, regidor del ayuntamiento que declaró dos días de luto oficial, así como el de Zafra declaró uno.

El cuerpo de la joven fue entregado a su familia tras practicársele la autopsia en el Instituto de Medicina Legal, en Badajoz, desde donde partió hasta el tanatorio donde fue despedida, pues no hubo celebración de oficios religiosos.

Asimismo, después del mediodía de ayer se entregó también a los familiares del chico, que esperaban en las dependencias del Instituto de Medicina Legal, su cuerpo una vez concluida la autopsia.

El joven varón, que según Reja, residía en Puebla de Sancho Pérez de forma temporal, pues realizaba trabajos como temporero, labor a la que se dedica su familia, que ha comenzado a realizar los trámites para repatriar su cuerpo a su país, Rumania, según explicó a este diario el alcalde de esa localidad pacense, que hoy concluye el luto oficial.