Cuando están a punto de cumplirse los dos primeros meses de la inauguración del tramo de autovía A-66 que une Almendralejo y Mérida, los empresarios asentados en la travesía de la N-630 a su paso por la localidad comienzan a sacar las primeras conclusiones de los efectos del desvío de tráfico por esa nueva vía.

Hay para todos los gustos, desde los que valoran la actual situación de crítica en sus negocios, hasta los que no han notado el descenso del volumen de vehículos. Entre los del primer grupo se encuentran los propietarios de tiendas dedicadas a vender productos típicos de la zona a los turistas. Joaquín Sánchez, gerente de Buenaval, apunta que "hemos perdido entre el 80 y el 90% de los clientes, además las entradas a Almendralejo desde la autovía están mal señalizadas y eso impide el acceso de algunos turistas".

GASOLINERAS

Otro de los colectivos afectados es el de las cuatro estaciones de servicios de la travesía. Según los propietarios consultados, el nivel del negocios ha descendido un 30%, lo que se ha traducido en algunos casos en el despido de trabajadores.

Entre los que menos han sufrido se encuentra el sector hostelero. Ni restauradores ni propietarios de hoteles dicen haber registrado pérdidas de clientela en estos dos meses. Es el caso del director de hotel Sheila, José Mulero, "nuestra clientela es de Almendralejo, por lo que el nivel de negocio sigue siendo el mismo con autovía o sin ella".