La firma Cárnicas Maldonado, de Alburquerque, ha puesto a la venta el jamón "más caro del mundo", que a 1.500 euros la pieza ha bautizado como Albarragena, nombre tomado de una rivera de este municipio pacense.

Es el sucesor de Alba Quercus, otro producto gourmet que en 2006 ofreció al mismo precio y que tuvo eco en medios de comunicación como The Washington Post, Los Angeles Times, The Boston Globe, Houston Chronicle, la revista Forbes, The Guardian, China Daily, International Herald Tribune y las cadenas de televisión ABC News, Fox News o Univisión.

En concreto, la empresa extremeña pondrá a la venta 100 unidades de este exclusivo jamón, que cuesta alrededor de 250 euros por kilo, ha explicado el empresario Manuel Maldonado.

El secreto de "Albarragena" es la pureza ibérica del cerdo unida, por un lado, a su alimentación con bellotas y otros productos naturales que el animal que vive en estado semisalvaje obtiene del ecosistema de la dehesa mediterránea.

Por otra, también influye su elaboración o curación artesanal, "tal y como se hacía en el pasado pero con algo menos de sal".

Los animales, nacidos en febrero del 2005 y sacrificados dos años después, han dispuesto de entre seis y diez hectáreas por cabeza, diez veces más de lo que suele ser normal en otras explotaciones.

"Se crían como lo hacían cuando el hombre no los había domesticado y recorrían kilómetros buscando raíces o insectos o bellotas".

Luego, las piezas permanecerán tres años en secaderos naturales, tiempo más que suficiente para poder aprovecharse del benefactor clima de la zona.

La pureza ibérica de los animales viene garantizada por los análisis de ADN que han realizado investigadores del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba, pues "queríamos certificar pieza por pieza tras criar un cerdo ibérico puro, sin ningún cruce, en libertad y alimentado con bellota".

Aunque un 80 por ciento de las ventas se realizan en España, unos 20 llegarán a otros países europeos, principalmente Gran Bretaña, Portugal y Bélgica.

Las anteriores piezas puestas en venta se agotaron rápidamente, llegando a puntos tan dispares como Hong Kong.

Maldonado recomienda esta delicatessen a todo aquel enamorado del jamón que quiera probar algo diferente, "por la ausencia de partes desagradables, la persistencia del sabor, la grasa muy fina o que se funde con la temperatura de la boca".