Desesperación e impotencia. Esa es la sensación que se vive desde el pasado viernes día 15 de mayo en Casas de Miravete tras la desaparición de unos de sus vecinos: el anciano de 83 años, Julián Vega.

Tras una semana de intenso trabajo de búsqueda y rastreo por todos los alrededores de la población, situada entre Navalmoral y Trujillo, el operativo, dirigido y encabezado por la Guardia Civil, se dio ayer por finalizado sin rastro de ningún tipo, ni ningún indicio del vecino, que salió a pasear después de comer como hacía cada día y que fue visto por última vez a unos 500 metros del pueblo.

"Esto ya pesa. La situación es de impotencia", comentaba en la tarde de ayer a este diario por teléfono José García, alcalde de Casas de Miravete, mientras caminaba por los alrededores del puerto de Miravete participando en las labores de búsqueda.

Si el pasado lunes tres perros especializados se unieron a las labores de rastreo, fue ayer cuando varios buzos llegados desde Badajoz buscaron durante toda la tarde por el río Tajo y durante la mañana por un pequeño pantano cercano al pueblo y por algunas lagunas de la zona, según explicó García. De todos modos, ya hacía varios días que se habían peinado todas las orillas del río por la zona de la Playa de Extremadura.

El alcalde también apuntó que aunque el operativo oficial se acabe varias patrullas de la Guardia Civil continuarán en alerta y vigilando la zona.

En algunos momentos de la semana, más de 150 personas llegaron a trabajar en las labores de búsqueda: además de siete patrullas de la Guardia Civil de Deleitosa, Casatejada y Almaraz, también colaboraron personal del Plan Infoex y retenes de incendios del Parque Nacional de Monfragüe, junto con numerosos vecinos de Casas de Miravete y otras poblaciones de la zona.