Perteneciente al valle del Alagón, Aceituna se encuentra situada entre los términos municipales de Montehermoso, Santibáñez y Santa Cruz. Con una variada vegetación, destacan en su dehesa encinas y robles que contrastan con frondosos olivares, la base de su economía.

En cuanto al material geológico que guarda se pueden encontrar rocas platónicas con granitos de micas de carácter porfídico, mientras que su flora es un área formada por un robledal y un encinar. En la fauna encontramos passeriformes, como el mirlo, carbonero y rabilargos entre otros. Entre las rapaces se pueden observar milanos reales y ratoneros, pero también destacan las charcas donde se crían tencas y la dehesa boyal, en la que pastan el ganado ovino y vacuno.

De su patrimonio arquitectónico sobresale la iglesia parroquial renacentista de Santa Marina, que data del siglo XVI. De este templo sorprende su monumental cabecera en sillería, rematada en un ábside semicilíndrico. La nave es de reducido volumen y se cierra con una estructura de madera que apoya sobre arcos diafragmas. La cabecera se cubre con una airosa bóveda de crucería. Conserva también una espadaña conocida como El Campanario.

Citar también la ermita del Cristo, que se cree que es del siglo XVI. Está cubierta con una sencilla bóveda de cañón, y la portada tiene un pórtico flanqueado por dos columnas graníticas.

CRIADERO DE TENCAS

Al poseer Aceituna una charca, hasta hace poco era importante la pesca y cocina de la tenca, pescado típico de la zona. Otras especialidades culinarias que se pueden encontrar en esta localidad es el aceite de oliva, la morcilla, el zorongollo, aceitunas y en repostería postres como los buñuelos, escaldones, floretas y perrunillas.

No obstante, si por algo es famoso este municipio es por los tamboriles que realizaba, hasta hace pocos años, un artesano que se llamaba Martín, pero que todos conocían como Martín Cuchara. A caballo entre el trabajo de la madera y la piel se encuentra la fabricación de tamboriles. Las materias primas más utilizadas en su confección son la madera de roble, okumé para el tambor, palos finos de castaño para envolver la piel curtida, que antes era de perro y ahora de cabra material de cuero para las abrazaderas y tensores, y madroñera o galopera para las cachiporras.

Finalmente, recordar que Aceituna es rica en tradiciones. Su cancionero popular es pródigo en bailes y composiciones, entre las que abundan las alborás, canciones de ronda diurnas, de quintos, fiestas públicas y familiares en las que no faltan, como no podía ser de otra forma, el acompañamiento con la gaita y el tamboril.