El alcalde de Trujillo, José Antonio Redondo, asistirá el 5 de mayo a una vista en el Juzgado de lo Penal de Cáceres, en calidad de acusado por un supuesto delito contra la seguridad del tráfico y otro de desobediencia a agentes de la autoridad.

Los hechos que se le imputan sucedieron en la noche del 16 de abril, cuando el alcalde salió del bar Beato, situado en la carretera de Guadalupe (travesía de la EX-208) y montó en un vehículo Renault de color negro. Agentes de una patrulla rural de la Guardia Civil que realizaban un control rutinario decidieron pararle con otra intención, pues comprobaron que conducía al tiempo que hablaba por teléfono.

Redondo asistió a una vista celebrada el pasado día 22 en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Trujillo y que concluyó sin acuerdo entre las partes después de varias horas. El desacuerdo ha obligado a remitir las actuaciones al Juzgado de lo Penal de Cáceres.

El alcalde que ha decidido no hacer declaraciones sobre el asunto hasta que exista una sentencia firme, ha contado su propia versión de lo sucedido a varios dirigentes socialistas y al líder de la oposición en el ayuntamiento. Según su relato de los hechos, los agentes de la Guardia Civil le siguieron hasta su domicilio, y una vez allí le pidieron la documentación del vehículo, que resultó ser el coche oficial del ayuntamiento. Al parecer, Redondo se negó a seguir las instrucciones de los agentes, por lo que llamaron a sus compañeros de Tráfico, que fueron quienes le realizaron la prueba del alcohol. En la actualidad, la tasa máxima de alcoholemia permitida para un conductor no profesional ni novel es de 0,25 miligramos en aire espirado, y Redondo la triplicó hasta los 0,79.

El alcalde se enfrenta a la acusación de dos delitos, uno por la conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas y otro por desobediencia a agentes de la autoridad. El mismo puso los hechos en conocimiento de varios dirigentes provinciales y regionales del PSOE, formación que también ha optado por no pronunciarse a la espera de una sentencia firme.