Hoy está previsto que una representación del sector empresarial de Trujillo, que se considera afectado por la ordenanza municipal relativa a cartelería y rótulos en la vía pública, se reúna con el alcalde de la ciudad, Alberto Casero, y con el concejal de Industria, David Pablos. El motivo de la reunión no es otro que tratar de llegar a un acuerdo sobre las exigencias que la normativa recoge y que los empresarios consideran «que están mal redactadas y les afecta de forma negativa a su economía».

A pesar de las quejas de los empresarios, desde la concejalía responsable del área se asegura que hay «buena sintonía» con el sector, por lo que «estamos dispuestos a escucharles y veremos qué se puede hacer para que las consecuencias sean las mínimas posibles», indica David Pablos. Sin embargo, aclara que las últimas modificaciones hechas en la normativa se refieren principalmente a indicaciones relacionadas con las terrazas, y no tanto al tema de tipografía de carteles, materiales, colores o tamaños. Aún así, es ahora cuando se han pronunciado, al recibir una carta desde el ayuntamiento, en la que se les da un plazo para acometer los cambios relativos a modificaciones anteriores.

En este sentido, Pablos recuerda que tras la última modificación de la ordenanza se estableció un periodo de alegaciones «en el que nadie se pronunció». El problema, dice, es que los empresarios sabían que la norma estaba ahí, «pero como no se les había obligado a nada, pues no la hacían caso». El responsable municipal de Industria se refiere a otra problemática, como es la colocación de carteles sin autorización «e incluso nos encontramos con algunos negocios que ni siquiera están dados de alta». Una cuestión que requiere ser regulada, añade.

CASCO ANTIGUO// La ordenanza afecta fundamentalmente a los negocios que se encuentran en la zona de Especial Protección del Casco Histórico, que abarca hasta la calle Merced, y aunque se pide por parte de los empresarios que la zona se acote más «no es posible», explica el concejal, «ya que son delimitaciones ajenas al ayuntamiento, siendo Patrimonio quien establece que calles y espacios pertenecen a dicha zona».

Con respecto al impacto económico que supondrán las modificaciones de rótulos y cartelería para el propio empresario, se solucionaría si antes de instalarlos hubiesen presentado el diseño para su autorización, y una vez obtenido lo hubiesen encargado y colocado, explica, «porque hay sitios donde se ven más carteles que fachada, y a lo mejor solo tienen autorización para colocar uno». David de Pablos recuerda que una de las fuentes económicas de la ciudad es el turismo, y que por tanto se debe cuidar la imagen y conservar el entorno. «No vamos en contra de nadie, al revés, queremos cuidar al sector, pero tener las calles llenas de caballetes, máquinas expendedoras, mostradores o banderolas no autorizadas, no beneficia a esa imagen». El concejal reconoce entender el enfado que puedan tener algunos empresarios «pero ellos deben comprender que la misión del ayuntamiento es velar por todos por igual, tanto por los nuevos negocios, como por los ya consolidados».

Tras una reunión informativa organizada por el sector de empresarios afectados, unas 220 personas han mostrado ya su apoyo a la causa, para demandar que se paralice la ordenanza.