Desde esta localidad cacereña se divisan sierras como las de Ceclavín, Béjar, el Barco, Gredos, las Villuercas, los Ibores y Miravete. Además, también pueden contemplarse las vegas del Tiétar y La Vera, y la suave llanura del Campo Arañuelo. En 1966, la antigua Dirección General de Bellas Artes concedió a esta villa el calificativo de Conjunto Histórico Pintoresco.

Entre sus monumentos destaca su colosal castillo, cuya construcción se inició en el siglo XIII, así como el monasterio de San Francisco, también conocido como el Berrocal. La pedanía de Casas de Belvís, depende del pueblo.

Aunque hay asentamientos prehistóricos y de época romana, la historia de esta villa comienza en el siglo XII, cuando los ejércitos cristianos reconquistan definitivamente estas tierras del dominio de los musulmanes.

Alfonso VIII fundó Plasencia en 1186 y le concedió un término jurisdiccional, a costa del de Avila, dentro del cual se encontraba el Campo Arañuelo y, por tanto, el término de Belvís de Monroy.

Fernando III donó la dehesa de Belvís a los caballeros placentinos que le habían ayudado en la conquista de varias plazas andaluzas. Años más tarde, Hernán Pérez del Bote, recibe del rey Sancho IV el cortijo de Belvís con privilegio de repoblarlo con 30 vasallos.

Isabel de Almaraz, heredera del mayorazgo de Belvís y sus aldeas, junto a Hernán Rodríguez de Monroy, a principios del siglo XV, el señorío alcanza uno de sus periodos más florecientes.

Pocos años después el mayorazgo fue desmembrado por sus herederos, debido a las luchas que sostuvieron entre ellos. A partir de aquel momento, la Villa de Belvís será reconocida, popularmente, como "La de los Monroy", incluso cuando el mayorazgo pertenecía a los Alvarez de Toledo. A partir de 1675 esta villa pasará a llamarse Belvís de Monroy.

CASTILLO-PALACIO

Mucho antes de llegar a la villa está el castillo-palacio de Belvís de Monroy, se alza en lo más elevado del macizo granítico donde se asienta la villa, que queda a los pies de esta fortaleza. Esta colosal construcción tuvo su origen a finales del siglo XIII, en tiempos de Hernán Pérez del Bote, primer señor de Belvís. Es de titularidad privada y se encuentra en ruinas.

Destaca también el convento de San Francisco, lugar de donde partieron los doce franciscanos a evangelizar el "Nuevo Mundo" en el año 1592. Además de las iglesias de Santiago Apóstol, declarada Monumento de Interés Social, la iglesia de San Bernardo y la ermita del Berrocal.

El entorno natural del convento de San Francisco y la ermita del Berrocal son muy admirados por los visitantes y vecinos de la zona. Se sitúan próximos al embalse de Valdecañas.