Nació a finales del Medievo como núcleo residencial de pastores que aprovecharon las excelentes condiciones del lugar para reunir a su ganadería, extendiéndose en la ladera occidental de la sierra de Piornal, por lo que estuvo supeditada a esta localidad durante siglos en calidad de simple barrio.

Esta circunstancia dio lugar a años de sufrimiento entre sus vecinos, que no han conseguido la independencia hasta la etapa contemporánea.

La aldea serrana de Cabrero constituye un laberinto urbano de callejones entrecruzados y en pendiente. Su arquitectura participa de las modalidades propias vallejerteñas, la montañesa en la que predominan los mampuestos, y la arquitectura entramada con sobresalientes solanas. El desarrollo urbanístico de los últimos decenios se extiende en todas direcciones alrededor del casco viejo, si bien es en la carretera donde se concentra.

Su monumento más característico es la parroquia de San Miguel, obra del siglo XVIII, rematada en 1758, edificado sobre los restos de un templo anterior del siglo XVI. De su exterior es interesante mencionar la espadaña, situada sobre el muro de los pies, y las dos portadas con dintel en el lado de la puerta del Evangelio, con arco semicircular en la de los pies. De su contenido sobresale, entre otras tallas policromadas, la de su titular, del siglo XVIII.

EL ENCLAVE COMARCAL

En el valle del Jerte, comarca a la que pertenece Cabrero, el viajero puede contemplar ejemplos típicos de la arquitectura serrana: La casa de piedra y la de entramado de madera. La primera se halla perfectamente representada en los núcleos de mayor altitud, como es el caso de Piornal, trascendiendo a algunos pueblos de la ladera occidental como el municipio de Cabrero.

Este rincón extremeño destaca por la hermosura de sus paisajes y la hospitalidad de sus gentes con tradiciones y costumbres ancestrales, la fertilidad de sus tierras, su especial microclima, la abundancia de aguas cristalinas y encajonadas chorreras de regatos y arroyos que vierten al río, sus extensos y variados bosques de castaños regoldos y robles, fresnos, alisos y chopos, y sobre todo, el monocultivo de millones de cerezos que pueblan las paredes de la cuenca jerteña y que, todos los años con el inicio de la primavera, estalla su floración cubriendo a modo de blanco manto, el valle.

En Cabrero está la cooperativa San Miguel, asociada a la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte, integrada por 14 socios cooperativistas ubicados entre las comarcas del Jerte y la Vera. La de Cabrero produce principalmente cerezas y ciruelas, además de membrillos, aceitunas de mesa, y para almazara.