Cacerolas de aluminio, sustituidas hoy día por ollas de acero inoxidable, y barreños para lavar a mano, reemplazados por modernas lavadoras, son algunas de las piezas de la exposición titulada Cacharros , que permanecerá abierta al público hasta el 5 de enero en la Sinagoga de Alcántara. La muestra, que ha contado con la colaboración del colectivo Rosalázaro y la Universidad Popular del Ayuntamiento de Alcántara, ha sido promovida por el taller de empleo de cocina Arajú como actividad complementaria.

"Queremos rescatar del olvido la cocina de anteriores generaciones", comentó Noel Vega, coordinador de la universidad popular. De hecho, la mayoría de los objetos han sido cedidos por los vecinos más mayores del municipio, quienes también han aportado una serie de recetas antiguas recopiladas en un libro del que se han editado 50 ejemplares.

El taller Arajú, cuyo nombre hace honor al relleno de miel de la mormentera, dulce típico de Alcántara, se clausuró el lunes. Durante un año se han formado 15 desempleados de unos 40 años como pinches de cocina.

Prueba superada

Los alumnos comenzaron aprendiendo a cortar patatas y han acabado conociendo un poco más sobre los orígenes de los platos antiguos, así como a elaborar exquisitas tapas. De hecho, ya han demostrado sus grandes dotes culinarias en diferentes eventos. "En una ocasión elaboraron 4.000 tapas en ocho horas, y ya han preparado una comida para 800 personas", comentó María José Román, una de las monitoras del taller. En cuanto a la inserción laboral, uno de sus objetivos, "las expectativas son muy buenas porque hay mucha demanda", según el director, Agustín Gómez.