Después del recogimiento al que obliga el periodo litúrgico, los casareños celebraron ayer, al igual que se hizo en otros muchos municipios de la región, su tradicional romería en honor a la Virgen del Prado, patrona de Casar de Cáceres.

La romería, también conocida como de Las Cruces es, quizá, uno de los días más señalado en el calendario de fiestas de la localidad, cuyos vecinos se desplazan cada año a las inmediaciones de la ermita de la Virgen del Prado, situada en 9 kilómetros del municipio, en el paraje llamado Jara, aunque antes de llegar, y como es habitual desde hace varios años, se van haciendo paradas para degustar vino de la tierra y, sobre todo, abundante comida a base de productos típicos. También es frecuente realizar el camino a pie, en carros, caballos y en coches.

LA PROCESION Una vez en la ermita, y tras la celebración de los correspondientes actos religiosos, los romeros sacan a la patrona en procesión a hombros por los alrededores. Al final, los brazos son subastados para aquellos que deseen entrar a la imagen hasta su lugar habitual.

Es entonces cuando la devoción da paso a la diversión, trasladándose el ambiente a las casetas al tiempo que se disfruta de una comida familiar. El regreso es al filo del anochecer, pero con la mente puesta en el siguiente domingo, día en el que se celebra otra romería, en esta ocasión para rendir homenaje al patrón, San Benito.