El proyecto de ampliación del cementerio de Moraleja se expone desde hoy en Comillas (Cantabria) con motivo de la VIII Bienal de Arquitectura que acoge esta localidad.

La muestra reune las grandes obras de la arquitectura nacional y, por primera vez, el evento acoge también una muestra de los mejores proyectos fin de carrera, entre los que se encuentra el camposanto de la villa cacereña. Se trata de un proyecto del arquitecto Lorenzo Fernández-Ordóñez, que se materializó en el año 2001, a petición de la entonces alcaldesa del municipio, Concepción González.

El autor, que optó por construir con hormigón de color similar al de la tierra de Moraleja, eligió situar los nichos en formato horizontal para lograr mayor sensación de reposo y descanso. A la entrada del cementerio se creó un lago, en alusión al significado de vida que desprende el agua, y para acceder a las intalaciones, es necesario hacer uso de una pasarela. Desde el camposanto sólo se puede contemplar el cielo, las montañas de la sierra y el paso de la Rivera de Gata por la villa. Lorenzo Fernández-Ordóñez inició su carrera junto a su padre, el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, en proyectos como la construcción de la pasarela Padre Arrupe frente al Museo Guggenheim de Bilbao.