Antonia Martín Martín, la abuela de las Hurdes, es, a sus cien años, una mujer vitalista que vive sola por decisión propia y que cada día recorre andando más de seis kilómetros, la distancia que separa la alquería de Robledo, donde reside, de la Carabusino.

La abuela de Las Hurdes nació en La Huetre en el seno de una familia humilde el 1 de agosto de 1904, estando toda su vida ligada a la realización de tareas ganaderas y agrícolas. Cuando se casó con Teófilo Sánchez, ya fallecido, se fue a vivir a Robledo, donde ahora vive en una vivienda al lado de su hijo Bernardo, que siempre está pendiente de ella.

Me gusta vivir sola, yo me hago todas las faenas de la casa y también cocino, cuando termino me voy a dar un paseo por la carretera hasta el pueblo de Carabusino", dice Antonia Martín.

A esta mujer, además de haber sido una gran trabajadora y luchadora para sacar a su familia adelante durante la guerra y posguerra, también le gusta mantener las tradiciones de cuando era joven. "Todos los días paso por la tienda a comprar el pescado y la carne, no me gustas los frigoríficos. La cocina de butano tampoco soy muy dada a ella, prefiero cocinar con leña, es más sano", comenta risueña Antonia Martín.

Después de darse todos los días su paseo, sale a la puerta de su casa para charlas con las vecinas sobre los temas de actualidad y para rememorar sus mejores recuerdos de infancia.

Hace unos días, el Ayuntamiento de Casares (al que pertenece La Huetre) le dedicó un homenaje por su larga vida, que no le importaría prolongar. Y es que Antonia asegura que no está cansada de vivir y que no le importa seguir viviendo siempre y cuando la salud la respete, cosa que hasta ahora así está siendo.