Los talleres de empleo no son ninguna novedad, de hecho son muchos los municipios extremeños donde se imparten este tipo de proyectos que tienen como fin facilitar la inserción laboral de los alumnos. Pero el taller de empleo de Ceclavín no es uno más, ya que a petición de los profesionales que dirigen el programa se ha incluido en éste un módulo de comercialización que complementa a los de fruticultura y viverismo que ya se imparten.

Los beneficiarios son principalmente mujeres mayores de 25 años y que han estado mucho tiempo sin trabajar. Su situación de parados les ha llevado a apuntarse al Taller de Empleo e Innovación Agrícola de Ceclavín. Las alumnas se empapan de clases teóricas y prácticas en lo que se refiere al asunto de viveros y en la técnica de cultivar plantas que producen frutos comestibles. También amplían sus conocimientos en prevención de riesgos laborales, alfabetización informática y orientación empresarial.

A vender

Los responsables del taller son conscientes de que por mucho que se forme a un alumno y se le enseñe a fabricar, producir o crear un producto no valdrá de nada si éste no se sabe vender. Es importante que las personas aprendan qué hacer con el producto una vez que se tiene, es decir, cómo comercializarlo, explicó Esther Gómez, directora del taller de empleo.

Para ello, a los alumnos se les enseña desde la legislación y normas que rigen su productos, hasta su calidad, demanda y posibles mercados. Tres monitores trabajan con 30 personas, que ahora están en la fase de formación. La directora cree que después del verano los alumnos ya tendrán productos de su propia cosecha y ellos mismos los comercializarán.