Se acaban de cumplir 785 años de la reconquista definitiva de Trujillo, que tuvo lugar en 1233. Un hecho que ha sido celebrado este domingo bajo el arco que contiene una hornacina con la imagen de la patrona trujillana, la Virgen de la Victoria, cuya intercesión fue crucial para la reconquista de manos de los musulmanes. De ahí que la puerta por la que entraron las tropas en la toma de Trujillo se denomine del Triunfo, en conmemoración del acontecimiento y recuerdo de la aparición de la Virgen por primera vez, «animando así a los cristianos en la reconquista definitiva de la ciudad». Esta leyenda motivó el escudo de Trujillo que representa a la Virgen de la Victoria sobre las murallas, en medio de dos torreones. Se trata de un acto que cada año organiza la Hermandad de la Virgen de la Victoria, y en el que se da cita un buen número de trujillanos para recordar el hecho y cantar el tradicional himno salve. Posteriormente, todos asistieron a una misa en la iglesia de San Martín.

Durante las intervenciones, miembros de la hermandad aprovecharon para pedir a la Virgen «que sea nuestra victoria en momentos de dificultad y dolor, cuando nos sintamos abatidos, para fortalecer la espera y disposición para amar».

Algunas de las fechas claves son que en 1546 se construyó la primera capilla dedicada a la Virgen en el castillo, siendo en 1953 construida la que se conoce actualmente. Por otro lado, la imagen en el arco del Triunfo data de 1809, aunque fue destruida por las tropas napoleónicas, y en 1963 se reconstruyó como hoy se la puede contemplar.

UN POCO DE HISTORIA / Señalar también que, según recoge en sus estudios el investigador Jesús Ruiz, la fecha de la reconquista cristiana de Trujillo, en el siglo XIII, sigue siendo objeto de debate. Sin embargo, los estudiosos, refieren que también se pudo llevar a cabo este hecho un año antes, en 1232. Aún así, la mayoría se quedan con la primera fecha, como destaca Gonzalo Martínez Díez, en su estudio ‘La cruz y la espada. Vida cotidiana de las Órdenes Militares españolas’, en el que dice que «una hueste formada exclusivamente por caballeros de las órdenes militares y algún vasallo del obispo de Plasencia marchó sobre Trujillo y puso cerco a la plaza en los meses de verano, se defendieron con denuedo durante más de medio año, pero a no recibir ningún auxilio externo se vieron obligados a capitular y entregar la ciudad el 25 de enero de 1233».

Por su parte, el cronista oficial de la ciudad, José Antonio Ramos Rubio, recuerda que en la reconquista participaron las Órdenes Militares de Alcántara, Santiago y el Temple, «destacando junto a las órdenes caballeros de tres linajes que serían decisivos en la posterior administración municipal de Trujillo: Altamiranos, Bejaranos y Añasco».