Ni los más optimistas pensaron que el sábado se iban a dar cita en Trujillo tantos jóvenes para celebrar un encuentro misionero y conmemorar así el quinto centenario del nacimiento de San Francisco Javier, patrón de las misiones. Según la organización, 2.128 niños de 8 a 14 años y más de 400 personas entre voluntarios y monitores, todos pertenecientes a las tres diócesis extremeñas (Plasencia, Coria-Cáceres y Mérida-Badajoz) participaron en esta iniciativa que convirtió a la ciudad trujillana "en el corazón de la Iglesia extremeña", según afirmó el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez, que estuvo presente en el acto de clausura de esta convivencia.

Aunque para algunos voluntarios la jornada comenzó a las ocho de la mañana para ultimar los detalles, los primeros autobuses empezaron a llegar a las 10.30 horas.

A las 11.30 se dio la bienvenida a todas las personas en la iglesia de San Martín, acto organizado por el Arciprestazgo de Trujillo. "Allí cantaron, bailaron, rieron, rezaron, hicieron de todo", indicó Eugenio Albalate, sacerdote de Trujillo y miembro de la organización. Seguidamente, bajo un sol radiante, toda la comitiva se desplazó al interior de la fortaleza del castillo trujillano para celebrar una catequesis por grupos sobre las misiones, actividad organizada por miembros de la diócesis de Coria-Cáceres. Después de comer, se celebró el Festival de la Canción Misionera, organizado por la diócesis de Mérida-Badajoz, con la participación de 16 grupos procedentes de toda Extremadura.

Este encuentro dejó un buen sabor de boca en todas las personas, grandes y pequeñas, consultadas por este diario. Un ejemplo de ello fueron dos jóvenes monitores de Albalá, quienes afirmaron que "ha salido todo muy bien, mejor de lo que pensábamos, y nosotros también hemos disfrutado". Y es que este tipo de encuentros significa que "la Iglesia está viva y desmiente a los agoreros" que dicen que se está perdiendo la fe, según el obispo placentino.