Celestinas, juglares, monjes, adivinos, mendigos, pícaros, malabaristas, lazarillos y cartomantes lograron transformar en pocos minutos el casco histórico de Coria en un mundo mágico y trasladar al público del siglo XXI a las ferias medievales que congregaban a mercaderes y residentes siglos atrás. La undécima edición del Jueves Turístico organizado por el ayuntamiento hizo viajar al visitante a un mundo alejado de los pubs y más cerca de las posadas y mesones, cambiando por un día las minifaldas por las enaguas de las mesoneras y las televisiones por las historias en la calle.

Una edición récord

Este ambiente rodeaba a los aproximadamente 160 artesanos llegados de todas partes de España que ayer se repartieron entre las calles y plazas del recinto amurallado. La participación de puestos --mermeladas, artesanía, objetos de regalo, libros de poesía extremeña, labores, dulces, etcétera-- ha batido un récord este año, según datos facilitados por la oficina de turismo. En cuanto a visitantes, afluencia masiva.

Muchos de ellos repetirán el año que viene como es el caso de Angel Sánchez, artesano de cobre y latón que viene desde Guadalupe todos los años al Jueves Turístico. "Este año la venta ha estado más floja que el año anterior", confesó, aunque una feria de este tipo, "siempre es buena para todos ", añadió.

La fiesta dedicada al turismo también se acordó de los niños y niñas. Para ellos se organizaron talleres de pinturas de cara, dibujos y globos. El éxito era tal que algunos pequeños hicieron cola para participar en alguna que otra de estas actividades.