TLto primero que destaca del festival de cortometrajes celebrado en Coria los días 22 y 23 de febrero es el nombre: Coriacor . Sugiere que lo importante es la ciudad y no el festival, cuando se trata del primer festival de estas características que se realiza en Coria y, solo por eso, debería haber figurado primero, cortésmente.

Es irrelevante, desde luego. Pero entre los organizadores está la plataforma Corto España, que privilegia en su denominación lo sustantivo sobre lo adjetivo, como hace también Cines Coria, que antepone el cine (sala y acontecimiento) sobre la ubicación. Siguiendo este criterio, ¿por qué no Corto Coria? La explicación para Coriacor es que sus autores suscriben a monsieur Chauvin y no conocen más protagonista que Coria, aunque Coria sea lo de siempre, con perdón, mientras que el festival era la excepción. Invirtiendo los términos, ¿por qué no Cortocor ?.

La respuesta es que quizá lo importante no era que en Coria se celebrara un festival de cine, sino que el festival se celebrara en Coria. Sea como fuere, habría que felicitarse. Pero la única felicitación sería para los organizadores. ¿En razón de qué habría de felicitarse Coria? ¿Por un festival de cine? ¿Y encima gratis? Hombre, si se hubiera titulado De la risa a la tragedia - Respecto a los organizadores, prescíndase de Corto España, que promueve el cortometraje más allá del Coria, y valórese como merece la presencia del Ayuntamiento, cuyo interés es local y legítimamente político.

El reconocimiento es para Cines Coria, y no ya por el festival, sino por su obstinado y antiguo afán por complacer, al margen de éxitos y fracasos, y, por supuesto, de ese bienintencionado propósito de fomentar el interés por el cine, ¡a estas alturas!

El festival ha durado dos días, pero Pedro y Miguel Gutiérrez seguirán dándose el gusto.

Y no por dinero, desde luego, ya que solo les falta regalar las entradas junto con un bol de palomitas. Lo dijo uno, creyendo insultarles: "¡Pero si es que son unos mecenas, joder!".