El municipio cacereño de El Batán vivirá las fiestas en honor a la Virgen de la Macarena los días 5, 6, 7 y 8 de septiembre. Se trata de unas celebraciones en las que no faltan los toros, las verbenas, las actuaciones y los juegos y bailes de los más pequeños. Una fiesta mal llamada tradicional, debido a su juventud, pues fue en 1975 cuando la junta de colonos y el entonces párroco, Dionisio Paniagua García, decidieron comprar la imagen de la Macarena, ya que las calles llevan los nombres de grandes figuras del toreo y esta Virgen es su patrona.

La historia de la población, de unos mil habitantes, es muy corta, pues aunque teóricamente se fundó en 1956 por el arquitecto Salvador Alvarez Pardo, su iglesia no fue erigida como parroquia hasta el 27 de abril de 1970 por el obispo Llopis Iborra, como preludio a la adjudicación y sorteo de los lotes de casas y parcelas que se realizó el 5 de marzo de 1971, siendo inaugurada posteriormente. Por ello, se supone la población más joven de la provincia cacereña.

Los primeros años fueron difíciles debido a que cada uno conservaba las tradiciones de sus pueblos de origen (desde Nuñomoral, hasta Coria, Montehermoso o Tejeda de Tiétar). No en vano, en el argot popular comenzó a llamarse 'la ciudad sin ley' y en una carta escrita por el Secretario del Ayuntamiento de Guijo de Galisteo, Emiliano Vivas Borrella, en 1978, éste se quejaba al IRYDA porque los habitantes no pagaban los impuestos municipales en dicha localidad sino en sus pueblos de origen, haciéndose muy difícil obtener recursos económicos para mejorar las infraestructuras o tan sólo llevar un mantenimiento decente.

Como anécdota curiosa, comentar que no se enterró nadie en el cementerio de esta localidad hasta 1989, es decir, 18 años después de la inauguración oficial del pueblo, pues todos los fallecidos hasta esta fecha fueron enterrados en sus pueblos natales, lo que da muestra de su desarraigo. Al permanecer tantos años vacío, no era raro que a veces los niños utilizaran el camposanto para sus juegos.

Una pedanía recién nacida, sin raíces, sin memoria ni recuerdos, como lo describía el poeta Florencio Rodríguez Figueiras: Casitas encaladas, sin memoria / calles mudas al sol, parques desiertos, / un cementerio sin alma, sin muertos, / El Batán, ese pueblo sin historia.. .

Una referencia

Pero sus habitantes hoy pueden decir orgullosos que son de El Batán, y no muchos extremeños pueden presumir de ser el principio y la historia de un pueblo. Ahora las fiestas de La Macarena son conocidas como las Fiestas de Septiembre y suponen una referencia para los pueblos de alrededor y una cita obligada para los jóvenes del entorno.

Los tiempos han cambiado mucho. Antes todo se arreglaba con jamones para el tiro de soga, un jamón para la cucaña, un jamón para el concurso de tractoristas, un jamón... Tampoco faltaban las charangas, las verbenas y las vaquillas, actualmente sustituidas por discotecas móviles y encierros de toros o novillos.

Pero algo sí ha cambiado para mejor. Poco a poco la convivencia y la creatividad se han unido para formar un coro parroquial, varios grupos de folk, un grupo de teatro formado por las amas de casa, grupos de música como Entre Amigos o la maravillosa escuela flamenca que con sus coreografías ponen la carne de gallina al público; y todos ellos aportan desinteresadamente su granito de arena para hacer estas fiestas de la Macarena mucho más interesantes.

Tampoco faltarán las verbenas y una charanga que recorrerá las calles para animar al personal. Así transcurrirá otra fiesta más bajo la atenta mirada de su emblemática torre, aquella a la que un día los jóvenes del pueblo se encaramaron para ver a Miguel Ríos, Medina Azahara o Triana... De eso han pasado 30 años y muchos de ellos han dejado su simiente en los hijos y nietos nacidos en El Batán, porque este pueblo de raíces someras crece arropado por un espeso ramaje y como su historia la redactan sus vecinos, que son juez y parte, podemos afirmar que aún le queda mucho por decir.