Confirmar que la sombra de Carlos V es alargada, y que pese a haber transcurrido 459 años, desde que el día 12 de noviembre de 1556 llegara al castillo de los Condes de Oropesa, ubicado Jarandilla de la Vera, es fácil. Ahí está el Real Monasterio de Yuste, con el palacete donde vivió el emperador de la Casa de Austria, así como diversas estatuas y caminos que recuerdan figura y su nombre al senderista. Pero además de monumentos y estatuas tangibles, su corta estancia en la comarca de La Vera --murió el 21 de septiembre de 1558-- dejó varias leyendas entre los lugareños de la zona.

Dos de ellas están relacionadas con Cuacos de Yuste y Aldeanueva de la Vera, respectivamente. Los nacidos en la primera localidad reciben el apodo de perdonaos , mientras que los naturales de este último municipio son conocidos como pencones , pese a que su gentilicio sería más lógico que fuera el de aldeanovenses, si no fuera porque ambos apodos están relacionados con Carlos V y los habitantes de ambos municipios.

En cuanto a los perdonaos , que los de Cuacos lucen con orgullo a la entrada del colegio público y en una fuente que acaban de estrenar al inicio del acceso al cenobio verato, se debe, según la leyenda, a que cuando, Joromín (don Juan de Austria), hijo bastardo del emperador hispano-alemán, tenía 11 o 12 años, en una de sus correrías por las calles y huertas del casco urbano de Cuacos, fue descalabrado por otros niños de la villa cuacareña, durante una pelea infantil.

Enterado el Emperador de que Jeromín, que vivía bajo la tutela de don Luis Méndez de Quijada, y su esposa doña Magdalena de Ulloa, en la Plaza Vieja de Cuacos, concretamente en la zona donde está ubicada la casa que ocupa en la actualidad la sede de la Mancomunidad Integral de Municipios de La Vera, había sido golpeado por otros niños de la villa durante una pelea de chiquillos, mandó que fueran llevados a su presencia, los chavales y sus padres. Una vez personados ante el emperador, este viendo que se trataba de un incidente protagonizado por niños los perdonó , surgiendo así esta leyenda que ha ido pasando de boca en boca, a través de los siglos, hasta el día de hoy.

PENCONES Por lo que respecta al gentilicio con que son conocidos los naturales de Aldeanueva de la Vera, la leyenda dice que cuando Carlos V se trasladó de Jarandilla al Real Monasterio de Yuste el día 3 de febrero del año del Señor de 1557, al menos en algún tramo fue transportado por vecinos de Aldeanueva de la Vera. Todo parece indicar que fue tan maravillosamente llevado en la litera utilizada para hacer el camino, que al final del trayecto preguntó a los porteadores que benecio o donativo querían recibir de Su Majestad, a lo que estos habrían respondido que un penco de vino, siendo de este hecho de donde surge el gentilicio de pencones .

Posteriormente en Aldeanueva de la Vera surgió la idea de que si hubieran pedido al monarca carolino la concesión de algún otro privilegio para todo el pueblo hubiese sido más rentable para el conjunto de los habitantes de esta última localidad; señalando por otra parte que quiénes llevaron a hombros la litera del emperador eran unos borrachos que se habrían inclinado de manera exclusiva por satisfacer su deseo de libar vino, o quién sabe si cerveza también, ya que entre los servidores de Carlos V, viajaban varios maestros cerveceros, lo que motivó por otro lado, que el Monasterio de Yuste fuera uno de los primeros lugares de España donde se elaboró la rubia espumosa, que tanta aceptación ha tenido a lo largo de los siglos posteriores hasta llegar a nuestros días.