El encierro de los seis novillos de la ganadería de Alejandro Vázquez se caracterizó ayer por la rapidez, limpieza y ausencia de heridos. Los astados recorrieron la distancia de 930 metros que separa los chiqueros de la plaza de toros portátil en poco más de dos minutos y veinte segundos. Tras el chupinazo, que sonó con puntualidad taurina a la una de la tarde, se abrieron los corrales de la calle Goya y se dio suelta a una manada formada por seis toros y cinco mansos, que no pasó desapercibida ante los miles de aficionados que tuvieron la oportunidad de contemplar ayer el nuevo encierro en Moraleja.

Tampoco hubo incidentes a destacar. Tan sólo, y a pesar de estar expresamente prohibido, un joven aficionado de la localidad intentó hacer un recorte a los astados a la altura de la plaza del General Fernández del Amo.

En cuanto a la corrida de rejones del jueves, los toros de Ana Muñoz salieron al albero con casta y buena presencia, aunque faltos de fuerza tras los primeros rejones. Oreja y ovación para Raúl Martín Burgos, como también para Curro Bedoya hijo y para el joven Sergio Domínguez. En el quinto de la tarde, un subalterno sufrió una cogida que se saldó con varetazo en la pierna y contusión en el costado, según recoge el parte médico.

Este fin de semana se espera gran afluencia de público a las fiestas de San Buenaventura de Moraleja, que además de los espectáculos taurinos ofrece para hoy, a las 24.00 horas, en la plaza de los Toros del centro de la población, verbena popular amenizada por la orquesta Princesa . Mañana domingo, también a la misma hora, fin de fiestas con un gran castillo de fuegos artificiales en La Alameda, junto a la Rivera de Gata.