Entre mazmorras y celdas de castigo. Así han pasado unas cuarenta personas en Coria una jornada nocturna, tras dejar atrás y por unos instantes sus miedos y temores. Lo que en un principio puede parecer una pesadilla, no es otra cosa que una jornada divertida y didáctica bajo el nombre Una noche en la Cárcel , una actividad que contó la música de Aldega y el aperitivo de Cheote.

Se desarrolla desde hace nueve años con gran aceptación entre el público y tiene un escenario privilegiado: el Museo de la Cárcel Real. Este antiguo edificio está cargado de historia y desde que se rehabilitó hace unos años se ha convertido hoy por hoy en el mayor centro de referencia de la cultura e historia en la ciudad cauriense. Con Una noche en la Cárcel , el pasado viernes, el grupo de participantes pudo descubrir y ver in situ los espacios más significativos y misteriosos que guarda este inmueble de finales del siglo XVII y que, tras varias fases, consiguió ser rehabilitado como museo en el año 1999.

Las paredes de la celda de castigo, la mazmorra, las salas de proceso y cuatro celdas fuertes donde permanecían los presos desde el siglo XVIII hasta el XX, fueron algunos de los lugares que el público pudo tocar con sus manos durante una visita guiada a cargo del director del museo, Juan Pedro Moreno. "Con esta actividad pretendemos que el público tenga otro punto de vista de los museos y los vea como espacios atractivos y dinámicos", comentó Moreno. Además del aspecto lúdico, se suma la parte histórica en el momento en que el director del museo cita una inscripción que hace siglos dejó grabada con sus manos un preso: Juan Rodríguez de Haro. El mismo dejó reflejado en una de las paredes su nombre y apellido, así como que era vecino de Acebo y que entró en la Cárcel Real el 24 octubre del año 1711 y salió en 1712, toda una huella para la historia.