Un total de 75 personas han podido disfrutar de la primera visita nocturna a la Mina Costanaza de Logrosán. El recorrido por las galerías se ha llevado a cabo a oscuras, con la única iluminación de linternas, con el objetivo de recrear el ambiente en el que los mineros trabajaban antiguamente. Según Pedro Cano, uno de los guías de la mina, fueron apagadas las luces eléctricas que hay a lo largo del recorrido, "llegando a revivir la sensación que tenían los trabajadores". Durante los cuarenta y cinco minutos que duraba la visita, a cada grupo se le iba dando explicaciones de cómo se extraía el mineral, cuáles eran las chimeneas de ventilación, algunos de los filones en los que se pueden apreciar minerales, y las herramientas que eran empleadas en la extracción. Finalmente, los asistentes fueron llevados al exterior de la mina subidos en un pequeño tren con vagonetas en las cuales hace unos años se transportaba toda la fosforita desde el interior de la mina.

Aunque era de noche y los murciélagos que habitan en estas instalaciones estaban volando en el exterior, Cano cuenta que hubo oportunidad de encontrarse con algunos, lo que sirvió de atracción especialmente para los niños "que fueron los que más disfrutaron con la visita".

Tras el éxito de la experiencia, sus organizadores no dudan en que volverán a repetirlo, "al menos una vez en cada estación del año" han asegurado.

La Mina Costanaza, abandonada en 1946, forma parte del proyecto Minas de Logrosán a través del cual el ayuntamiento pretende la puesta en valor de los recursos mineros de la localidad. Dicha mina fue la más importante fuente de materia prima para la fabricación de abonos de fosfato en Europa en el siglo pasado. Es una mina de interior cuya explotación llega a los 210 metros de profundidad, pudiéndose visitar actualmente los dos primeros niveles de galerías.