Como cada 7 de diciembre las localidades de Aldeanueva y Jarandilla de la Vera celebran sus fiestas con un ingrediente común, el fuego.

En Aldeanueva las hogueras encienden las calles por cada barrio y sirven de nexo entre vecinos y visitantes que acuden a saborear viandas asadas en las lumbres y acompañar en la celebración de esta festividad. Los jinetes portan antorchas para contribuir igualmente a iluminar la población, que apaga su alumbrado público, para dar luz únicamente, con el resplandor del fuego. El estandarte de la Virgen María se pasea por el pueblo llevado por los jinetes que salen desde la iglesia de San Pedro y regresan a ella al final del recorrido. Tambores y cantos típicos veratos acompañan esta procesión al grito de ‘Viva Viva’.

Es también a través del fuego como Jarandilla de la Vera lleva a cabo su principal fiesta, catalogada de Interés Turístico Regional, merecedora de dicho galardón que ostenta desde hace ya 26 años para disfrute de paisanos y foráneos. Cuatro días en los que jarandillanos y visitantes pueden disfrutar de actividades para todos los públicos, donde los escobazos y el fuego son los protagonistas. Las fotos hipnotizan cuando el objetivo recoge imágenes que nunca se han producido y jamás volverán a darse. El fuego, diferente cada vez, une religión y tradición. La Virgen, en su estandarte, está presente en la celebración de esta fiesta ancestral, acompañada de himnos y canciones populares y escobones ardiendo.