Garrovillas de Alconétar despidió sus fiestas en honor a san Roque con una tarde de toros en la que las más de 60 peñas lo pasaron en grande y abarrotaron el coso. En Garrovillas gustan los toros grandes y no se repara en gastos a la hora de elegir ganaderías. Incluso ha introducido variantes en la lidia tradicional con el llamado toro del apagón , que se disfruta de madrugada. Cuando se puede producir una cogida, un funcionario municipal apaga las luces de la plaza y el toro se para. Al menos ésa es la teoría que, de momento, funciona.

Han sido, además, unas fiestas tranquilas y sin incidentes, salvo un pequeño puntazo en un derrote del toro en las talanqueras, nada más. De eso al menos es de lo que se hablaba en la Laguna, como se conoce a la plaza de Colón, estos días a rebosar de vecinos y de emigrantes.

La plaza de la Constitución de Garrovillas se cierra con talanqueras y espacios denominados carros , trasunto sin duda de la utilización de este elemento de transporte en el siglo XVI --momento de inicio de los espectáculos taurinos-- para contemplar los toros. Los carros de la plaza se subastan y las peñas pujan por ellos. Cada una lleva su uniforme, aunque este año uno era precisamente de cuerdas y camisetas partidas. En los carros se respira un ambiente cordial y de hermandad entre las peñas, que agasajan a sus amigos con viandas y todo tipo de bebidas. Desde el ayuntamiento se pone música para animar la lidia.

En el centro del coso hay varios espacios donde guarecerse: la jaula, la empalizá , el pozo... Lo curioso es que también se paga por estar allí, en pleno centro del peligro, pero es grande la afición garrovillana y no teme. Desde las talanqueras se incita al toro y se buscan las carreras bonitas y los lances arriesgados. Los profesionales de la productora cauriense ´De la Risa a la Tragedia´ registran los momentos más intensos.

Ya se notaba el domingo que las celebraciones han sido largas y el cansancio había hecho mella. Las luces de la tarde en la majestuosa plaza porticada también es un espectáculo visual. El castillo al fondo y la animación en los tendidos hacen que las fiestas garrovillanas sean siempre algo digno de recordarse.

Por la noche, Pilar Boyero levantó los aplausos de una plaza de la Laguna a rebosar, a pesar de que en los bares cercanos se festejaban los goles del Real Madrid. Al final se impuso el arte y Pilar Boyero se bajó del escenario para interpretar las coplas más conocidas piel con piel con los espectadores, derrochando voz y vestuario. Después actuó el grupo flamenco El Surco, que no pudo hacerlo el sábado. Así son las cosas de las fiestas de los pueblos.