Cuando se buscaron las doce mejores plazas mayores de España, una la encontraron en Garrovillas. La primera prueba es que es monumento histórico-artístico nacional y la segunda viene de la mano del séptimo arte, que la ha elegida en varias ocasiones como plató de cine y televisión al ser prototipo de la arquitectura rural de la Edad Media.

Situada en la penillanura trujillano-cacereña, sobre las lomas que ha provocado el Tajo, Garrovillas posee unos suelos pizarrosos que han provocado encajonamientos que han creado altitudes que oscilan entre los 200 metros de la conocida fosa de Alconétar, en las riveras del embalse de Alcántara, y los 500 metros de la sierra de Cañaveral.

Aunque en la Baja Edad Media sólo era una aldea, con el tiempo cobró importancia tras el traslado de los habitantes de la aldea de Alconétar a Garrovillas al ser destruida aquélla en tiempos de moros y cristianos. Así nació Garrovillas de Alconétar.

LA GRAN PLAZA MAYOR

La historia ha dejado su huella traducida en edificios singulares. Así, pasear hoy por sus calles es empaparse de un esplendor que aún se respira. Su mayor atractivo es, como ya se apuntó, su plaza mayor (llamada de la Constitución), de los siglo XV y XVI, orlada por edificaciones que la flanquean: son casas, en su mayoría de dos plantas, con soportales apoyados en columnas de granito que enlazan arcos de medio punto de ladrillo, sobre las que descansan galerías de ventanales que repiten, a menor escala, las esbeltas columnas y los arcos.

Pero su hermosa arquitectura también la enseñan la iglesia de san Pedro Apóstol, las calles de Hierro y Mendos, la posada de la Reina, el casino de Artistas, el ayuntamiento o el corral de comedias. Y ¡cómo no!, el palacio de los Condes de Alba de Liste, antiguos señores de la villa, rehabilitado y convertido en hospedería.

Este rico patrimonio se completa con la parroquia de san Pedro Apóstol, gótico del siglo XV, uno de los templos más amplios de la diócesis Coria- Cáceres; la iglesia de santa María de la Consolación que alberga uno de los órganos más antiguos de Europa; el convento de san Antonio de Padua, que aún en ruinas, conserva su grandeza renacentista o el hermoso conjunto del convento de las monjas Jerónimas.

Además, entre sus ermitas hay que fijarse en la de Cristo del Humilladero, de la Soledad, de los Santos Mártires, de santa Catalina y san Antón. Y a 11 kilómetros del pueblo está la ermita de la patrona, Nuestra Señora de Altagracia, santuario del siglo XV con su puerta principal de estilo gótico culminada en un rosetón, o la verja gótica de artesanía local que separa el altar mayor.