La incineradora de Almaraz, inaugurada hace apenas un año con el fin de recepcionar y tratar los residuos orgánicos de ganado ovino y bovino muerto fuera de las localidades, comienza a ser un tema de debate persistente y polémico entre residentes y empresarios de los pueblos de la comarca a causa del fuerte olor putefracto que desprende.

Vecinos de Belvís de Monroy, Almaraz, Navalmoral de la Mata, Millanes y Casatejada se quejan de tener que sufrir periódicamente, durante dos días, entre las 8 de la tarde y las 2 de la mañana, náuseas y mareos por culpa del hedor y de verse obligados a permanecer dentro de sus casas con puertas y ventanas cerradas. En Belvís y Navalmoral han iniciado un proceso de recogida de firmas para poner en conocimiento de la Dirección General de Salud Pública, dependiente de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, la "insalubre situación" que aseguran estar padeciendo.

Por otro lado, el propietario de un área de servicio ubicada a 1 km de la incineradora ha efectuado ya dos denuncias tras observar en varias ocasiones "cómo los clientes de su restaurante y de su hotel, al percibir los olores, se marchan, y el parque de camiones que solía parar, ya no lo hace debido a estos problemas". Estima que sus pérdidas desde el mes de junio ascienden a 6.000 euros, teniendo en cuenta el mantenimiento del local y considera tener dos opciones: "Observar impasible la quiebra de su negocio o tomar medidas al respecto; lo único que pido es que deje de oler".

La Consejería de Agricultura y Medio Ambiente ha informado a EL PERIODICO que "realiza inspecciones sistemáticas en la incineradora y que cumple todos los requisitos para que la autorización ambiental integrada sea favorable".