Tomadura de pelo", "vergonzoso", "fiasco", "burla"... Así, y con palabras más gruesas, califican los vecinos de Trujillo el fallido reto del mentalista Carlos Santillana al enterarse de que el ataúd donde supuestamente estaba enterrado vivo, fue retirado de la plaza Mayor sobre las 2.20 horas de la madrugada de ayer por una grúa y sin que nadie lo viera y pudiera comprobar que, efectivamente, estaba dentro de él.

Este hecho ha dado alas a los que dudaban de que fuera verdad su desafío, que consistía en pasar cinco días --desde el pasado lunes hasta mañana viernes -- encerrado en un ataúd que se había introducido a su vez en una urna con arena, depositada en la plaza Mayor.

La indignación ya fue palpable el día en el que Santillana inició su espectáculo, porque muchos vecinos confesaron haber visto cómo se escapaba del ataúd, tapado por un plástico negro, y se introducía en un automóvil con los cristales tintados. "Todo ha sido una mentira, pero ya se sabía desde el principio", afirmaron algunos al conocer la noticia de la ´espantá´ del mentalista.

Perplejos se quedaron también ayer muchos turistas, que llegaron a la plaza Mayor de la ciudad, donde estaba la urna sin ataúd. "Ha sido un cachondeo para los extremeños", declaró uno de ellos que quería ver el enterramiento del mentalista. "Con lo bonito que es Extremadura, cómo pueden dejar que hagan cosas así" se preguntó un visitante gaditano.

Sobre el supuesto fraude, el concejal de Trujillo, Cándido Fernández --que días atrás presentó en rueda de prensa el "espectáculo" junto a Santillana-- explicó que el ayuntamiento cedió el escenario para el reto, "puso la seguridad" y "le apoyó con obreros", pero "no ha hecho nada más". Fernández añadió que considera que el espectáculo ha podido servir para "publicitar la ciudad de Trujillo".

Por su parte, Carlos Santillana declaró ayer sentirse "algo raro" y "medio mareado" debido a que, según aseguraba con voz compungida, había estado más de 30 horas enterrado. El mentalista negó que su espectáculo fuera un engaño pero no pudo demostrar que no lo fuera. Afirmó que tuvo que suspenderlo porque le "subieron las pulsaciones", y añadió que el equipo médico, que estaba alojado "muy cerca" del enterramiento, decidió poner fin al mismo y trasladarlo al centro de salud de Trujillo, donde, inexplicablemente desde el punto de vista sanitario, le atendió "un celador", según contó. Fuentes del centro confirmaron a EL PERIODICO que no consta en el libro de registro de urgencias, y es obligatorio hacerlo, la atención al mentalista.

Acerca de las dudas sobre su enterramiento que tenían muchos de los que asistieron el lunes al momento en que pareció que se encerraba en el ataúd, Santillana dijo que se utilizó un inmenso plástico negro, "no para esconder nada", sino para que no se mojasen las cintas que utilizó la grúa para levantar el ataúd e introducirlo en la urna.

Numerosos medios de información nacionales se hicieron eco ayer de lo ocurrido en Trujillo, mostrando también su indignación por el proceder de Santillana.