Catorce mil personas, según los datos que maneja la policía local, se dieron cita en Jarandilla, durante la tarde-noche del pasado miércoles para presenciar la fiesta de Los Escobazos , declarada de Interés Turístico regional.

Desde las 19.00 horas, llegar andando a la plaza de la Constitución era casi imposible, debido al tapón de gente que se amontonaba, tanto en los accesos como en la propia plaza.

Una nube de humo rojizo se divisaba desde varios kilómetros antes de llegar a Jarandilla por la EX-203. Dentro del casco urbano el ambiente era festivo, al ser numerosas las personas que portaban escobones encendidos interpretando canciones alusivas a la Virgen María, mientras daban buena cuenta de los caldos y licores que contenían botas y botellas en la localidad.

ESTANDARTE Como cada año el delirio subió de tono cuando el sacerdote entregó al capitán el estandarte con la imagen de la Purísima Concepción. Poco después se inició la lenta cabalgata que recorrió durante más de tres horas diferentes barrios. A su paso, se encendían múltiples hogueras que ahuyentaron el intenso frío de la noche. Un año más la hoguera más grande fue la que estaba ubicada junto a la ermita de la Virgen de Sopetrán.

Pasaban cinco minutos de las diez de la noche cuando comenzó a arder la enorme pira de leña que había apilada junto a la ermita. Los bomberos se vieron obligados a aminorar las llamas.

Pese al gentío y la lumbre, no se registró ningún percance, prolongándose la fiesta hasta la mañana siguiente.