La mujer de raza gitana Berta Dosantos, que reside hace cuatro años en Calzadilla junto a su pareja y sus cuatro hijos menores de edad, tendrá que ir a vivir a otro lugar, según lo exige una ley gitana que no permite que dos familias sin ningún tipo de vínculo familiar vivan en el mismo pueblo. El problema ha surgido porque otro grupo, de raza gitana, les ha pedido que se marchen cumpliendo su ley.

Por esa razón Dosantos ha hecho un llamamiento a las administraciones locales para que le cedan una vivienda en otro sitio.

Cuando llegaron al pueblo en el año 2000, "no sabíamos que había otra familia, nos enteramos con el tiempo", dijo Dosantos. Tiene decidido hacer las maletas, pero reconoce que no quieren irse porque tanto ella como sus hijos "nos hemos adaptado muy bien y toda la gente nos quiere mucho". Cree que si se quedaran en Calzadilla, "podría haber alguna reyerta y no queremos problemas", señaló.

Muchos vecinos, que se mantuvieron en el anonimato, mostraron ayer su apoyo a esta familia. "No queremos que se vayan porque son buenas personas, y si se tiene que quedar alguna familia que sea la de Berta", manifestaban de forma generalizada.