Luto en la comarca de Las Villuercas por la muerte en Vitoria de Florentina Jiménez, natural de la pedanía de Retamosa, y de su hija, María José Bejarano, presuntamente a manos de la expareja de esta última. La familia tiene casa en Deleitosa, donde se acercan con frecuencia desde tierras vascas, incluso habían pasado la Semana Santa en esta localidad, que decretará dos días de luto oficial y celebrará la denominada misa funeral de nueve días en señal de dolor por una familia «muy conocida y querida en Deleitosa y los alrededores», aseguró ayer a este periódico el alcalde de este municipio, Juan Pedro Dominguez, quien es además pariente del marido y padre de las víctimas, natural de este pueblo.

En esta localidad se guardarán hoy dos minutos de silencio por estas muertes, y las banderas del ayuntamiento ondearán a media asta con crespones negros en señal de dolor.

«El pueblo está destrozado con la noticia», recalca el regidor de Deleitosa, donde esta familia tiene muchos vínculos, ya que gran parte del núcleo familiar reside en esta zona de la provincia.

Florentina nació en Retamosa y su hija María José lo hizo en Vitoria, ciudad a donde habían emigrado sus padres. «Estamos todos los vecinos consternados, porque aquí nos conocemos todos al ser un pueblo muy pequeño», destacó Domínguez, que resaltó que toda la familia pasaba varias épocas del año en su pueblo.

Hay que recordar que los hechos se produjeron el pasado viernes. El presunto autor del doble asesinato, de 46 años, se encontraba ayer en dependencias de la Ertzaintza en la capital alavesa a la espera de pasar a disposición judicial y adonde fue trasladado tras ser dado de alta del Hospital de Santiago.

En este centro hospitalario fue atendido de las heridas que presentaba y valorado por la unidad de psiquiatría, después de precipitarse el viernes desde el octavo piso, donde presuntamente cometió el crimen, a una lona colocada por los bomberos.

Lo hizo tras prender fuego a la vivienda y haber presuntamente matado con un arma blanca a Florentina y a María José, de la que se había separado hace unos meses. Su exmujer falleció en el acto y la madre de ésta cuando era traslada al Hospital de Txagorritxu.

La consejera vasca de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, confirmó que en la Ertzaintza no consta ninguna denuncia por violencia machista o ninguna sentencia en relación al presunto asesino de las dos mujeres, según informa la agencia Efe.

Beltrán de Heredia mostró su solidaridad hacia los allegados de las dos víctimas; mientras que Vitoria acogió el sábado una manifestación convocada por el movimiento feminista de la ciudad para denunciar el doble asesinato y llamar a la ciudadanía a movilizarse contra la violencia machista.

En Extremadura han sido asesinadas doce mujeres a manos de sus parejas o exparejas desde el año 2013.

4 casos EN CÁCERES en 10 años // En la provincia de Cáceres han muerto cuatro mujeres víctimas de la violencia de género en la última década. El agosto del pasado año fue asesinada Sofía Tato, de 41 años. En mayo de 2006, Antonia Pérez, de 37 años, fue degollada por su pareja en Cáceres; y en abril de 2009, Isabel Augusto Bonito, de 54 años y vecina de Las Casiñas, una pedanía de Valencia de Alcántara, resultó muerta a manos de su marido.

En lo que va de año han muerto ya diez mujeres en España en crímenes machistas y ocho menores han quedado huérfanos como consecuencia de esos asesinatos. La madre natural de Retamosa no entraría dentro de la estadística de víctimas por violencia de género en España, en las que solo se incluyen los asesinatos de las mujeres por parte de sus parejas o exparejas.

El pasado año, un total de 48 mujeres y 8 niños fueron asesinados por las parejas o exparejas de sus madres. De todas ellas, 10 habían presentado denuncia bien ellas mismas o su entorno, y cinco tenían medidas de protección en vigor.

Se trata de una lacra social que ha terminado con la vida de un millar de mujeres en los últimos quince años en España.

PACTO DE ESTADO // De cara a este año se pondrán en marcha varias de las 26 medidas prioritarias del Pacto de Estado contra la Violencia de Género sellado el pasado año. Son aquellas que no requieren de reformas legislativas, relativas a mejorar la asistencia y protección de las víctimas, a la sensibilización y la educación y la formación de los profesionales que intervienen en el proceso. Medidas como modificar los protocolos de actuación entre juzgados y administraciones y mejorar los de detección precoz en el ámbito sanitario o el de la asistencia y protección a los menores, con estudios sobre su situación o la suspensión del régimen de visitas son algunas de ellas. El Pacto contempla una inversión de 1.000 millones en cinco años.