Ya lo dice un famoso dicho popular: A perro flaco, todo se vuelven pulgas . Y es que si la situación de Cruz Roja ya era delicada ahora se le suma otro contratiempo. Trabajadores municipales ejecutaron ayer la orden del ayuntamiento de desalojo de la sede emitida hace unos días debido al mal estado del edificio como consecuencia del paso del tiempo y de las últimas lluvias, que han acelerado su deterioro.

El primer paso lo dio la semana pasada la asociación cuando comunicó al consistorio, su propietario, el empeoramiento considerable de una de las vigas del techo, cuyo pésimo estado ya había sido denunciado en su día. Hecho este aviso, el arquitecto municipal se personó en el inmueble para inspeccionar su estructura tras lo cual emitió un informe en el que se aconsejaba el desalojo de la sede a fin de hacer un estudio más detallado que determinase si se puede restaurar, o si por el contrario se debe proceder a su demolición.

Así las cosas, en la mañana de ayer operarios municipales y voluntarios procedían al desalojo de material y muebles, trasladándolos al puesto de socorro (que en estos momentos se encuentra abandonado por la falta de voluntarios) y a una nave que altruistamente ha cedido la agencia inmobiliaria D´arriba.

El responsable local de Cruz Roja, Eduardo Juliench, señaló que de momento el centro de profesores y recursos les ha cedido un aula para continuar impartiendo el curso de garantía social que está en marcha. También aprovechó para aclarar dudas que pudieran surgir: "Cruz Roja no cierra. Simplemente se va a buscar una nueva ubicación pero mientras tanto seguimos desarrollando nuestra labor".

Finalmente, hizo un llamamiento a la población con el fin de recibir una donación en forma de sede. Y es que los fondos no les alcanzan para pagar los altos alquileres que tienen los locales del municipio.