Las Fiestas de La Encamisá de Torrejoncillo, pueblo de 3.400 vecinos, se viven con un sentimiento de cierta amargura después de que ayer se diera sepultura a Antonio García Suárez, de 24 años, que falleció en el acto el sábado por la noche cuando el coche en el que viajaba chocó de frente con otro vehículo a nueve kilómetros del pueblo.

Antonio García trabajaba, como tantos otros emigrantes, en el sector de la construcción en Madrid y el pasado viernes volvió a su pueblo para pasar las fiestas. Sus amigos aseguraron ayer que el joven "era amigo de sus amigos, muy buena persona y venía al pueblo todos los fines de semana" explicaron.

La alegría que estaba prevista vivir mañana con motivo del día de la Inmaculada, con la asistencia de unas 10.000 personas, no cabe duda que se verá mermada con la muerte inesperada de Antonio, un chico muy querido en el pueblo, así como su familia.

La misa funeral del joven torrejoncillano estaba prevista que comenzará a las 17.30 horas, pero una hora antes numerosos amigos, conocidos, vecinos, familiares y compañeros de trabajo comenzaron a congregarse en la puerta de la iglesia de San Andrés Apóstol.

Minutos antes de las seis de la tarde, los familiares más allegados portaban el féretro con los restos mortales del joven.

Detrás, cientos de vecinos y el alcalde Moisés Leví, íntimo amigo del joven muerto y que también quiso acompañar a la familia en estos momentos de gran dolor. Junto a ellos el coche fúnebre cargado de coronas de flores con mensajes de cariño y recuerdo hacia Antonio.

Los tres jóvenes que resultaron heridos graves en el accidente sufren importantes contusiones y roturas en brazos y piernas. Sus vidas no corren peligro.

Desde hoy y hasta el jueves, con la Pura chica , las fiestas intentarán seguir con normalidad. La alegría no será completa.