Miles de personas celebraron anoche en Torrejoncillo La Encamisá a pesar de la lluvia. La gran protagonista de esta fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, volvió a ser La Inmaculada, Virgen por la que los torrejoncillanos sienten especial admiración y devoción. Jesús María Martín ha sido este año el gran afortunado al poder sacar y llevar en procesión el estandarte de la imagen de La Inmaculada. "Esto sólo ocurre una vez en la vida y estoy honrado de llevar el estandarte", aseguró. Confesó que la devoción que siente por la Virgen, "es una fe que mis padres me han inculcado desde que era pequeñito".

Martín encabezó la procesión a la que se sumaron 200 jinetes y 400 escopeteros que esperaban en la plaza junto a la iglesia de San Andrés. Antonio Martín es uno de los vecinos de Torrejoncillo que cada año participa como escopetero. "Aunque ha habido años que he vivido fuera siempre que he podido he venido a La Encamisá", señaló.

NIÑOS Y MAYORES Entre los jinetes podían verse mayores y pequeños. Eduardo Manuel, de 3 años, montó a caballo por primera vez junto a su padre. "El quería montar solo en el caballo, pero al ser el primer año he preferido acompañarlo, el año que viene ya lo dejaré que venga sólo", afirmó su padre. La Asociación de Paladines obsequió tanto a torrejoncillanos como a los foráneos con 30.000 dulces típicos de coquillos y un vaso de vino, explicó el presidente del colectivo, Angel Carlos Sánchez. El dirigente de los Paladines comentó que en Torrejoncillo se han vendido 60.000 cartuchos de escopeta y 25.000 cohetes que lanzaron los torrejoncillanos.

La lluvia obligó a los Paladines a sustituir las sábanas nuevas que viste el portaestandarte y sus dos acompañantes por unas antiguas. Además, la imagen de la Virgen que llevan las sábanas se cubrió con un plástico para evitar su posible deterioro.