La candela que ayer iluminaba la imagen de la Virgen de Las Candelas se mantuvo encendida al entrar en la iglesia, lo que quiere decir que los vecinos de La Moheda de Gata disfrutarán de un año de bienes en el 2010. Así lo marca la tradición de esta fiesta que se celebra en esta pedanía de Gata desde hace más de medio siglo. Ayer, y como cada mes de febrero, los mohedanos acudieron a esta gran cita a la que una vez más asistió Eufemia Pérez Cano, una vecina de Mirabel que hace más de 50 años emigró a La Moheda y se llevó con ella esta tradición que se ha convertido al día de hoy en una de las fiestas de mayor arraigo.

Minutos antes de las doce del mediodía, Eufemia, de 88 años, salió de su casa para dirigirse a la iglesia de San Isidro para ver cantar al grupo de cantoras en honor a la Virgen. "Cuando yo era niña cantábamos en la escuela porque no había iglesia", comentó instantes antes de que comenzara este acto considerado uno de los más emotivos.

VEINTISIETE ESTROFAS El grupo de chicas, que cantó una copla de 27 estrofas, cuenta cada año con nuevas caras aunque muchas acumulan ya una gran experiencia. Ese es el caso de Celia Hontiveros que desde hace seis años le canta a la Virgen. "Estoy estudiando en Salamanca y me lo compagino para no faltar ningún año", comenta mientras se retoca el traje típico extremeño que viste para la ocasión. El día de ayer fue más especial aún para una de sus compañeras, Sofía Gañán, que era la primera vez que le iba a dedicar la copla a su Virgen por la que siente gran cariño y devoción. "Estoy algo nerviosa, pero muy ilusionada", confesó.

Tras los cánticos y la multitud de ofrendas que mayores y pequeños dedicaron a la Virgen llegó la parte dulce de la fiesta a la salida de la iglesia con el reparto de roscas y floretas elaboradas por la Asociación Amas de Casa La Jara. Todo ello acompañado de aguardiente y refrescos que la asociación repartió entre el público asistente en colaboración con la Asociación de Madres y Padres.

Los mohedanos vivieron ayer un día especial y esperan ya con deseo el año próximo para volver a disfrutar de esta fiesta en la que se implican todos. "El pueblo entero colabora en todo lo que hace falta", resaltó Sara Serradilla, que ha seguido los pasos de su madre, Eufemia, y que están convencidas que mantendrán las próximas generaciones.