El puente Jaranda está ubicado en el término municipal de Jarandilla de la Vera y sirve para salvar el caudal que permanentemente circula por la garganta Jaranda, esa que todas las rutas de Carlos V cruzan, las de más larga tradición y las romerías pseudoeconómicas recientemente aparecidas.

Pero claro, como está fuera de estas rutas y prácticamente desaparecida la trashumancia, nadie se ha acordado de él, lo que hace que sólo los lugareños y los pocos ganaderos que quedan lo conozcamos y sepamos de su belleza, ya que se trata de un puente que se puede suponer romano por su estructura y porque todos los puentes que vemos en cualquier camino que no son de hormigón siempre pensamos que son romanos.

Y la realidad es que sólo unos pocos de éstos lo son. En este caso, y por lo que yo conozco, se trata de un puente del medievo, con un único arco de medio punto y una impresionante esbeltez. Pero más allá de las características del mismo, quiero llamar la atención a quien corresponda de los poderes públicos sobre su lamentable estado de conservación: ambos pretiles se hallan derruidos, lo que supone un peligro para los que como yo, en excursiones (ya sea en bicicleta las más de la veces o bien a pie) lo cruzamos.

Además los dos alzados están agrietados por el efecto de las raíces de las plantas que crecen en ellos (en este sentido es de agradecer la poda llevada a cabo recientemente, no sé por quién); y luego está el lamentable estado de los accesos: en su margen derecha se está dejando deteriorar el único tramo de calzada empedrada que se conserva, y en la margen izquierda se encuentra vallado por particulares.

Ya es hora de que se preste atención al más bello de los 4 puentes singulares que cruzaban la garganta Jaranda, y digo cruzaban porque un poco más arriba de este puente estaba el llamado ´la puente vieja´, del que sólo queda el estribo izquierdo.

Pero cortando el acceso al mismo, por el riesgo que supone para todo el que por necesidad o placer lo cruza, como ha aparecido en la edición del día 27 de julio del pasado año en este mismo periódico, se contribuiría al abandono total de la obra, cuando lo que se debe procurar es llevar a cabo una restauración, pero que sea restaurar tal y como prescribe nuestro diccionario de la real academia, es decir que vuelva a ser reparar, renovar o volver a poner una cosa en el estado o estimación que antes tenía.

Pero que no sea como se ha hecho con el puente de Palos y con el puente Parral, que por favor cuiden lo que tenemos, ya que desde que se realizaron las reparaciones de éstos, puente Palos dejó de ser puente de palos para quedarse sólo con el nombre y pasar a ser puente de vigas de acero y tablones de obra. Y de la aplicación de cemento sobre el puente Parral, cual chalet de nuevo rico, mejor no comentar.

Por favor, aunque esté fuera de las rutas turísticas, presten un poco de atención a esta excepcional obra de ingeniería, que forma parte de un patrimonio que para sí quisieran muchos municipios, si no queremos que pase como con el desaparecido ´la puente Vieja´.