Dice el refranero popular que lo bueno, si breve, dos veces bueno y la cocina del siglo XXI ha tomado buena nota.

De momento en Sierra de Gata, un grupo de 13 alumnas en situación de desempleo ha recibido un curso de cocina en miniatura en el que han aprendido a elaborar auténticas exquisiteces, pero eso sí, en su mínima expresión. Brochetas de cigalas, salmón con queso y nueces o diminutos pimientos rellenos son sólo algunos de los platos elaborados para satisfacer los paladares más exigentes. "La cocina en miniatura está de moda", explicó Samuel Gutiérrez, responsable de la formación de las participantes. "Hemos aprendido a cocinas brochetas de cigalas y preparamos una mezcla de queso con nueces que es una delicia", afirmó Guadalupe, una alumna de Cadalso de Gata, que a sus 48 años piensa que nunca es tarde para perfeccionarse en el arte de los fogones.

La acción formativa, patrocinada por la Diputación de Cáceres, se ha desarrollado en las últimas semanas en al Aula de la Naturaleza de Cadalso. En las clases, las asistentes han recibido formación teórica y práctica. "Es un curso muy productivo, las alumnas pueden colocarse perfectamente como ayudantes de cocina", recordó el presidente de la Asociación para el Desarrollo Integral de Sierra de Gata (Adisgata) y alcalde del municipio en el que se ha desarrollado el curso. Las alumnas se han convertido en auténticas profesionales en la elaboración de tapas y pinchos, además no hay menú degustación que se les resista. "Lo importante, además de la cualificación es que ahora sean capaces de encontrar un puesto de trabajo, este es el objetivo prioritario de la actividad", argumentó Solís, quien realizó un llamamiento a los restaurantes de Sierra de Gata para que tengan en cuenta la cantera surgida del curso de cocina en miniatura, que se clausuró hace tan sólo unos días con una degustación de verdaderas delicatessen . Brochetas de pollo, langostinos y champiñones, mousse de pimientos o queso de cabra con cebolla caramelizada son otros de los deliciosos aperitivos elaborados por las alumnas. "El curso ha estado muy bien, ha sido una buena experiencia", añadió otra de las beneficiarias de la actividad. "Se recibieron más de 80 solicitudes para asistir a las clases", dijo José Luis Solís.

Afortunadamente, los pinchos de los bares ya no se limitan al chorizo, jamón, morcilla y queso. Ahora, en la barra se pueden degustar exquisiteces como rabo de buey sobre corazones de alcachofa y lomos de anchoas del Cantábrico con huevas de erizo de mar.