El término municipal presenta un relieve accidentado en el que destacan la sierra del Arenal y los cerros de Bonal y Ventosa. Situada al oeste de la comarca del Valle del Alagón. Entre Pescueza y Torrejoncillo.

La obra más importante de esta localidad es la iglesia parroquial de San Miguel. De planta rectangular y una sola nave dividida en tres tramos por arcos de medio punto, se cubre con una techumbre moderna a dos aguas. La cabecera, a su vez, se divide en dos tramos separados por un arco de medio punto apoyado sobre ménsulas, y cubiertos por bóvedas de cañón con lunetos.

LA IGLESIA DE SAN MIGUEL

En el tramo de los pies aparece un pequeño coro de madera elevado sobre dos columnas. Sus dos portadas, al oeste y al sur, se abren en un simple arco de medio punto. La torre se adosa a la fachada de los pies por el lado de la epístola. Es una construcción achaparrada con cuatro vanos, decoración en los ángulos superiores y media naranja central. Presenta una espadaña en la parte posterior de la cabecera. Realizada en mampostería con refuerzos de granito, se puede situar su construcción en el siglo XVI. En su interior cabe destacar el retablo principal, una pieza del siglo XVII que acoge únicamente la talla del titular. Pero, sin duda, lo más interesante de este templo son las pinturas que decoran las cubiertas de los dos tramos de su capilla mayor, obras del pintor Juan de Ribera.

Ambas bóvedas tienen la misma composición: en la clave central un círculo con los anagramas de María en el presbiterio, y de Jesús, en el ábside; unos nervios ocupados por animales fantásticos; y, a su alrededor, los Padres de la Iglesia, los Evangelistas y otros santos, dispuestos en dos grupos de seis. Como se ha indicado, las pinturas fueron realizadas por el pintor Juan de Ribera durante el año 1577 que firma su obra, junto al cantero Pedro Fernández, en la clave del presbiterio.

Se puede disfrutar en los alrededores del paraje conocido como las Aceñas del Alagón. Todo un paraje de naturaleza, situado entre Pescueza y Portaje. Allí se puede encontrar suelos de pizarra. En vegetación destaca el bosque mediterráneo, dehesas de encina. La fauna más abundante son petirrojos, abubillas, y buitres leonados. En las aves acuáticas abundan garzas y cormoranes, nutrias, culebras de escaleras y algún galápago.

Este valle, abierto largo y fértil, rico en patrimonio y naturaleza, está trabajando por ofrecer un destino turístico cultural y humano, porque ambos conceptos forman uno sólo, no hay cultura sin hombre, ni identidad humana sin la primera.