Las calles que soportan la mayor parte del tráfico rodado diario aparecen con un firme muy irregular y llenas de baches en casi toda su longitud, como ha podido comprobar EL PERIODICO en una labor de revisión por el municipio. La calle Pablo Luengo está plagada de baches, que los conductores deben esquivar a lo largo de su recorrido. Las irregularidades de la calzada crecen en la parte más cercana al paso a nivel. Cuando los vehículos giran a la derecha para incorporarse a la calle Cartagena, la suspensión de los turismos se ve dañada porque el firme de la carretera está en muy mal estado. Si se prosigue por la calle Genaro Cajal se puede observar cómo los baches hacen vibrar el volante de los vehículo, especialmente a la altura de la plaza de Los Colorines, y de ésta, hasta el stop para incorporarse a la circulación de la calle Antonio María Concha.

Este diario se ha hecho eco de las reivindicaciones de muchos conductores de camiones y de autobuses, que criticaron que el estado de estas calles es "tercermundista" para una ciudad como Navalmoral, que es cabecera de comarca. Además insistieron en que "los remiendos no son una solución". Este tipo de transporte es más sensible al estado de la carretera. La calle Joaquín Alcalde, que comunica con la plaza de Abastos, es otra de las de Navalmoral que registra más baches en el firme, de mayor tamaño en la parte de la vía próxima a la glorieta del ferial.