Con una fina y minúscula cadena sin candado se ató Máximo García, presidente de la Plataforma de Afectados por la Central Nuclear de Almaraz, a la verja de entrada de la planta para pedir su cierre. Allí se plantó esperando la llegada de los medios de comunicación; los primeros aparecieron justo cuando García abandonaba su encadenamiento para ir a comer. Tras el almuerzo regresó al lugar, donde asegura que estará "tres o cuatros días" hasta que su protesta, que se interrumpe por las noches, tenga cobertura informativa.

García pide el cierre de la central tras el informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear para que la planta se prorrogue diez años más. "Yo creo que ya está bien. Llevan muchos años contaminando y dando problemas", afirmó.