La localidad se sitúa a mitad de camino entre Miajadas y Trujillo, en las proximidades del puerto formado por la sierra y la atalaya. Tiene un relieve peniaplanado en el que sobresalen la sierra del Puerto de Santa Cruz y los cerros de la Dehesilla y el Palomar. Su superficie se compone de tierras arenosas o arcillosas de color pardo sobre granito o pizarra. La sierra se convierte en esta localidad en divisoria de la cuenca del Tajo y de la cuenca del Guadiana. Su formación vegetal la conforman la encina, el matorral y la arboleda.

El índice demográfico del Puerto de Santa Cruz ha sido muy irregular a lo largo del pasado siglo. Si bien es cierto que hasta 1950 se puede hablar de crecimiento, éste fue muy reducido, no llegaba al 3% anual. A partir de esa fecha, momento en el que se alcanza el techo demográfico con 1. 096 habitantes, el descenso fue continuado hasta llegar a niveles inferiores a los registrados a principios de siglo pasado.

Si en 1900 la localidad contaba con 930 vecinos en 1986 esta cifra se redujo más de la mitad, a 454 vecinos. La emigración causó unos estragos, como en el resto de los pueblos extremeños, de los que aún hoy no ha conseguido recuperarse, y como muchos pueblos mantiene una población casi constante hace varias décadas.

El sector agrario es la actividad económica principal, ocupando a más del 60% de la población. Dentro del sector agrario la actividad primordial es la ganadería puesto que casi las tres cuartas partes de la tierra se dedica al pastizal. De la agricultura hay que decir igualmente que las tierras labradas se dedican en su mayor parte a los cultivos herbáceos. Debido al predominio de la agricultura el resto de sectores copan tasas poco elevadas de la actividad total.

LOS SERVICIOS

Los servicios ocupan a un 23% de la población activa, la construcción a un 9% y la industria a un 3% del total. De su patrimonio, hay que hablar de los edificios religiosos como la Iglesia de San Bartolomé con su púlpito de labra gótica en el Puerto de Santa Cruz un edificio construido en piedra de sillarejo a finales del siglo XV, con algunas ampliaciones posteriores en la primera mitad del siglo XVI. En su interior se puede ver una sola nave con arcos de diafragma apuntados, sosteniendo una armadura. Su esbelta torre se sitúa a los pies del centro, entre esta y la torre hay un porche con acceso al templo. La portada se abre en arco apuntado, con arquivoltas y entrecalles desornamentadas. Su cabecera está marcada con tres retablos churrigerescos que guardan imágenes en policromía del siglo XVII Otro edificio es la iglesia del XVI con retablo mayor barroco en la localidad de Santa Ana.